Fue así como todo Valparaíso y San Felipe se encontraron esa tarde en Viña del Mar para definir quien se quedaba con el ascenso a la división de honor. Navegando por el Aconcagua viene otro batallón de gente, ni hablar de los que vienen caminando desde Villa Alemana o Belloto, los que vienen de rodillas desde Casablanca o los que dejaron el santuario de Los Andes a medio construir, todo sea por estar presente en algún rincón del estadio Sausalito.

Que cante la vida, diría Alberto.
Que sabes tu de vida, Alberto, si nunca estuviste en esa cancha, ni destapaste una Pilsener Dorada. No seas patudo Alberto. Con la V no. Con Santa Laura no.

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